Quién negará que vivimos tiempos complicados, de una u otra manera, todos y todas estamos nadando en aguas revueltas. Sin embargo, además de todo lo que nos está tocando vivir, tenemos ahí a nuestro alrededor un peligro que nos acecha y que conviene remarcar: los negacionistas!!!
Las Instituciones
públicas, los medios de comunicación de masas, los partidos políticos con
carácter institucional, los dueños de las redes sociales, etc., piden
responsabilidad a la población y mayoritariamente la sociedad asume acrítica
todo el mensaje. Pero, ¿quién les exige responsabilidad a estos sujetos? ¿Quién
vigila al vigilante, quién vigila que lo que dicen o deciden está basado en el
bien común? Estamos asumiendo bulímicamente toda la “información” que recibimos
(por llamarlo de alguna manera) y ya tenemos inoculado el miedo hasta las células.
Por lo tanto ahora, más que nunca en la historia moderna, somos ovejas perfectamente
manejables para que hagan con nosotros/as lo que considere oportuno el “Gran Pastor”.
Bajo un supuesto
criterio científico se están justificando todas las medidas represivas que
estamos tragando, dejando de lado el cuidado de la salud, pero se olvidan
mencionar y olvidamos recordar que la ciencia debiera ser conocimiento público
y debiera estar pensada en el bien común, no otras cuestiones de carácter
privado.
Nos dicen que los
espacios cerrados son más propensos para la expansión del virus, pero luego nos
dicen que los Mercadonas de turno son espacios seguros para comprar no así los
mercados al aire libre. Nos dicen que mejor pagar con la tarjeta Visa porque el
virus puede estar en el billete pero luego vas a la zona azul o al aparcamiento
privado y resulta que ahí están todos los botones tocados y retocados una y
otra vez. Los y las jóvenes son irresponsables, son una causa de posible
contagio pero de las misas de a 12 o de los colapsos humanoides en los centros
comerciales no nos dicen ni pio. Endulzando todo esto, por los cuatro ejes
cardinales no paran de llegar medidas represivas, que no médicas: toque de
queda, multas, ley Mordaza en vigor, antidisturbios, apología del ejército
patrullando su ignorancia por las calles.
Si tanto les
importa nuestra salud podrían hablarnos más de salud ¿La salud mental es
importante? ¿Cómo cuidamos la salud mental? ¿Qué haya gente que esté siendo
desahuciada de sus viviendas es bueno o malo para la salud? ¿Qué la gente esté
muerta de miedo es bueno o malo para la salud? ¿Los medios de comunicación
están inoculando miedo en la población y por lo tanto está atentando contra la
salud? ¿Qué esté creciendo la diferencia entre personas ricas y personas pobres
es bueno o malo para la salud? ¿Qué haya casi un 50% de paro juvenil es bueno o
malo para la salud? ¿Pequeños negocios de hostelería y comercio cerrando para
siempre es bueno o malo para la salud? ¿El confinamiento y el miedo reducen o
limita el acceso al sistema de sanidad lo cual genera a su vez problemas de
salud? ¿El retraso en la atención médica de otras cuestiones, operaciones
suspendidas, etc., genera problemas de salud? ¿El confinamiento, toque de
queda, etc., aumenta los maltratos y las violencias hacia las mujeres? ¿La
hipertensión o diabetes está aumentando sus consecuencias negativas como
consecuencia de las medidas que están tomando? ¿Afecta igual el Covid-19 en las
ciudades contaminadas que en el mundo rural menos contaminado? ¿Explicamos cómo
podemos aumentar el sistema inmunológico de nuestro cuerpo? ¿Ponemos medios
públicos para aumentar el sistema inmunológico de nuestro cuerpo o nos gastamos
el dinero en el TAV?
La ciencia pública
se basa en un principio muy sencillo, hacerse preguntas, se basa en la duda y
en cuestionarse las cosas. Los dogmas son para la religión, no para la ciencia.
La ciencia pública, por naturaleza, tiene que estar en constante revisión. Hay
muchas cosas que a lo largo de la historia que la ciencia ha dicho “esto es
así” y que al final ha resultado que no era así y se ha tenido que revisar, lo
cual no tiene nada de malo. Que alguien se haga una pregunta y que
automáticamente sea condenado por el stablishment como “negacionista” es un
síntoma, nunca mejor dicho, de que estamos siendo gobernados por negacionistas
porque son precisamente estas actitudes las más contrarias a la ciencia.
Criminalizar que alguien se haga preguntas no es científico, al contrario es de
negacionistas.
El contexto que vivíamos
antes del Corona Virus y que seguimos ahora viviendo como sociedad, está
marcado por una crisis global, la mayor crisis de la historia de la Humanidad,
una crisis ambiental unida a una crisis económica y social. Nunca antes como
ahora, estas tres crisis son la misma. Nunca antes el planeta había estado
sometido a presiones negativas como lo está en estos momentos y nunca antes
habíamos tocado el límite del consumismo, el límite del crecimiento económico:
cambio climático, agotamiento de recursos naturales (petróleo y minerales),
pérdida de biodiversidad o grave contaminación de la tierra, el aire y los
mares. Peor aún, estas presiones negativas en pleno Corona Virus siguen en
aumento básicamente en la búsqueda de mantener los privilegios de unos frente a
la mayoría de todas, y para ello, se incrementan las desigualdades, se precarizan
las condiciones de vida de las poblaciones y da la espalda a los cuidados. Sin
embargo aquí estamos, rodeados y gobernados de negacionistas que nada de esto
ven, nada de esto reconocen y nada de esto denuncian. Instituciones públicas
negacionistas, medios de comunicación de masas negacionistas y partidos
políticos negacionistas aprobando presupuestos que intensifican las raíces del
problema.
Navarra no vive al
margen del negacionismo. La evolución en estos últimos años es altamente
preocupante, se siguen manteniendo e intensificando los elementos que impulsan
la degradación del reparto más justo de la economía, de la justicia social o
del equilibrio del medio ambiente:
- La especulación inmobiliaria, ejemplos en la urbanización en Aroztegia
(Baztan) o el urbanismo desequilibrado en Etxabakoitz incluída la estación
del TAV/TAP.
- El negocio de las grandes infraestructuras insostenibles, como
pudieran ser el proyecto de Tren de Altas Prestaciones (TAV) con su
estación en Etxabakoitz, la ampliación del Canal de Navarra que traerá más
concentración de tierras en menos manos o el fomento del monocultivo
intensivo o el recrecimiento de Yesa cuyos sobrecostes de inversión
prevista han superado el 400%.
- Un modelo de producción y consumo compulsivo.
- Especulación energética como la línea de alta tensión a 400 KV entre
Castejón (Navarra) e Itxaso (Gipuzkoa) o las centrales de ciclo combinado
en situación de ilegalidad según todas las sentencias dictadas por los
tribunales de justicia.
- El desequilibrio territorial. Grave despoblamiento y empobrecimiento
de los pueblos del mundo rural en detrimento del fomento de la
concentración de la población en las ciudades, como bien pudiera ser
ejemplo la especulación del urbanismo en Etxabakoitz (Pamplona/Iruña).
- El desprecio a la igualdad real entre mujeres y hombres, ignorando la
realización de informes sobre impacto de género en los distintos planes,
PSIS o proyectos.
Todos estos temas han contado con el apoyo
gubernamental, los poderes económicos, sus medios de comunicación y los partidos
políticos con carácter institucional que sostienen que todo este modelo social
siga avanzando.
Sin embargo la ignorancia que nos gobierna es reflejo
de lo que somos como sociedad y negarlo nos haría igualmente negacionistas. Hay
algunos ejes fundamentales para poder luchar y abordar de una forma distinta el
negacionismo que reina esta sociedad: el fomento de la cultura crítica, la
educación pública, el respeto a la diferencia, la gestión de los recursos
naturales, el diseño de una política territorial racional y respetuosa con el
medioambiente, las decisiones democráticas, el bienestar y la igualdad a la
hora de responder a las necesidades de las personas, pensando en el interés
colectivo y no en el individual o la perspectiva de género a la hora de tomar
decisiones.
En todos los temas debería existir un nivel de información riguroso, análisis de impacto con
perspectiva económica, social, medioambiental y de género. Es necesario también
formar a la sociedad y aprender a analizar críticamente las tomas de
decisiones.
También deben constituirse marcos de participación mediante procesos de debate social, a
partir de la información facilitada, con posibilidad de contraste de opciones
alternativas.
Cortar de raíz la especulación inmobiliaria
mediante cuantas medidas legislativas sean precisas, frenando la ocupación
residencial extensiva de suelo, priorizando la rehabilitación o el alquiler.
Programación clara para la reducción de los consumos de energía, aplicando un sistema democrático
en la producción y la gestión de la misma. Dejando de engañar a la sociedad con
la posibilidad de un futuro idílico basado en las energías renovables y
centrándonos en el compromiso estricto con las políticas de ahorro energético. En
paralelo que se racionalice el desarrollo de proyectos eólicos, potenciando los
proyectos públicos, cooperativos y sociales frente a los privados.
Paralización de la construcción de macro-infraestructuras de nulo beneficio social y que,
sin embargo, suponen un altísimo coste económico y ambiental, como bien pudiera
ser el Tren de Altas Prestaciones (eufemismo socialverde del Tren de Alta
Velocidad de toda la vida)
Gestión responsable de los residuos,
que empieza por una reducción de su generación y continúa con una implicación
conjunta de sociedad y administraciones públicas para un tratamiento que
garantice una alta reutilización y un buen compostaje.
Poner freno a un nivel de consumo que
se sitúa muchas veces fuera de las necesidades habituales y mucho más cerca de
lo compulsivo, afectando al comportamiento social general o a los recursos
naturales y su forma de explotación y/o producción. El reparto del trabajo
sería fundamental para minimizar los daños dramáticos que aparecerán en
aquellos sectores que van a tener que reducirse o desaparecer.
Asumir una nueva cultura del agua,
basada fundamentalmente en principios como el de la gestión del agua como
recurso limitado y conservarla como
patrimonio.
El patrimonio cultural,
material e inmaterial, es la expresión de la diversidad cultural y proporciona
sentido y continuidad en relación con las generaciones precedentes. Los últimos
años han sido nefastos para su protección y mantenimiento. Siendo como es muy
vulnerable, es necesario velar por defender y conservar nuestro patrimonio
cultural mediante su estudio, su protección y su difusión.
Impulsar y defender una agricultura y una ganadería
extensiva, unida a la tierra, que permita marcos directos y cercanos
de producción y consumo de alimentos, y que garantice rentas dignas a los/as
agricultores/as. Una agricultura y ganadería que haga vivir los pueblos, que
sirva de transmisor de la cultura y los saberes populares. Un modelo agrícola y
ganadero ecológico que entronque con los principios de la soberanía
alimentaria, que permita luchar contra todos los efectos nocivos y negativos
que genera la agricultura y ganadería productivista, industrial y transgénica.
La defensa de los comunales, no solo
en su concepción física y territorial, sino como un modo de relación y gestión
del territorio basado en la participación de la comunidad local de forma
directa, y en base al valor de uso. Y la defensa del mundo rural mediante la
financiación y competencias de municipios y concejos, frente a los impulsos y
políticas centralizadoras como el “nuevo” mapa local.
Adopción de un compromiso inequívoco en la defensa de
las especies y espacios protegidos, poniendo fin a la
vulneración sistemática de las leyes en defensa de las mismas.
Hay muchas expectativas puestas en la llegada de la
vacuna, espero que sea una vacuna formada por servicios públicos de educación,
sanidad, ciencia, servicios sociales, colectividad frente a individualismo,
vacuna formada por cultura, información crítica, respeto a la diferencia,
vacuna contra el machismo o la xenofobia. ¡Ojo con los Negacionistas!
El Mago Jalamandruki